Una de las mayores diferencias entre trabajar por cuenta propia con un contrato freelance y acudir a una oficina todos los días es el nivel de interacción humana. No hay bromas ni chismes matutinos que te animen antes de empezar a trabajar, nadie con quien dar un paseo a la hora del almuerzo y nadie con quien charlar junto a la máquina de agua, excepto tú… y quizás tu gato o tu perro.
Por supuesto, si no te gustan todas esas cosas, entonces el trabajo autónomo es perfecto. Sin embargo, para la mayoría de nosotros, el bullicio de la interacción social es algo que favorece el trabajo y hace que el día pase un poco más fácilmente. La buena noticia es que hay muchas formas diferentes de evitar el aislamiento, gracias a la flexibilidad que tienes como autónomo.
Tienes la libertad de establecer tu propio horario.
Aprende a sacarle el máximo partido invitando a tus amigos a tomar algo para romper con la rutina laboral; apuntándote a una clase de yoga a primera hora de la tarde; o quedándote con gente a la que no verías si te pasaras todo el día encerrado en la oficina. Quizás incluso te interese hacer voluntariado durante parte de la semana o quedar regularmente con alguno de tus familiares que vive al otro lado de la ciudad. Hay muchas posibilidades, sobre todo porque trabajas desde casa.

Espacio de trabajo compartido
Empresas como WeWork o ShareDesk ofrecen espacios de coworking en todo el país. Echa un vistazo a las instalaciones de tu zona para alquilar espacio de oficina o de escritorio: muchas ciudades grandes y medianas tienen al menos una opción para los autónomos, y algunas tienen muchas más. Es otro gasto más en el que pensar, pero puede que el precio te parezca razonable a cambio de ver algunas caras humanas durante el día. Si trabajas en una oficina con personas del mismo campo que tú, puedes establecer contactos y generar nuevas ideas al mismo tiempo.
Tómate un descanso para almorzar.
Otra forma de evitar el aislamiento como autónomo es aprovechar al máximo las comidas. Si tienes amigos en la zona, sean autónomos o no, puedes quedar con ellos para tomar un café a la hora del almuerzo o dar un paseo por el parque. De hecho, puedes realizar la mayoría de las actividades que harías normalmente durante tu pausa para comer, pero con la ventaja añadida de poder elegir a tus amigos en lugar de tener que conformarte con los compañeros que comparten tu mismo espacio de trabajo. Si durante la jornada laboral estás encerrado en tu propia burbuja, haz un esfuerzo por salir por las tardes, si puedes (¡no olvides guardar los recibos y solicitar la deducción fiscal por comidas de negocios si hablas de trabajo!).
No descartes las reuniones.
Es posible que las reuniones ya formen parte habitual de su agenda, pero si no es así, considere la posibilidad de organizar más reuniones presenciales con clientes, socios y personas con las que trabaja. Te permite romper con la rutina diaria, salir de la oficina en casa y avanzar de una forma que no siempre es posible a través de un hilo de correo electrónico.
Cada autónomo tiene su propia configuración y limitaciones, por lo que es posible que no todas estas ideas te sirvan; pero si echas de menos el ambiente de una oficina, piensa en qué puedes hacer para cambiarlo.
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