Las etapas de Tuckman describen las cinco fases clave por las que pasan los equipos. Todo comienza con la etapa de formación, en la que el equipo decide quién hace qué y cómo van a trabajar. Luego viene la etapa de tormenta, en la que las personas pueden chocar al defender sus roles e ideas.
A continuación viene la etapa de normalización, en la que el equipo comienza a cohesionarse y a trabajar como una unidad. La etapa de ejecución consiste en hacer bien las cosas, utilizando los roles y procesos que se han establecido. Y, por último, la fase de clausura lo resume todo, marcando el final del proyecto y tal vez incluso del propio equipo.
Introducción al desarrollo de grupos

El desarrollo del grupo es muy importante cuando se trata de crear un equipo increíble. Cuenta con una serie de etapas que comprueban y potencian el espíritu de equipo, asegurando que el proceso del equipo sea sólido. Esto suele seguir las etapas de Tuckman, que son:
- Etapa de formación
- Fase de asalto
- Etapa de normalización
- Escenario de actuación
- Etapa de clausura Estos pasos ponen de relieve las funciones del equipo y ayudan a que este crezca, lo que conduce a un flujo de trabajo fluido y eficaz.
Definición de desarrollo grupal
El desarrollo de grupos, o la formación de equipos, consiste en crear un grupo que pueda alcanzar sus objetivos de manera eficaz. Se trata de conocer a fondo la dinámica del equipo y establecer funciones claras. No es algo puntual, sino que es algo continuo.
Las etapas del desarrollo grupal de Bruce Tuckman describen cinco partes clave: formación, conflicto, normalización, rendimiento y disolución. Cada una es una etapa por la que pasa el equipo con el tiempo. Conocer estas etapas es de gran ayuda para que el proceso del equipo funcione mejor.
La importancia de comprender el desarrollo grupal para las agencias
Para las agencias, dominar el desarrollo grupal es fundamental para gestionar el crecimiento del equipo. Conocer a fondo las etapas de Tuckman (formación, conflicto, normalización, rendimiento y disolución) significa comprender la dinámica del equipo y las funciones de cada uno. Esta información ayuda al equipo a superar las diferentes fases sin problemas.
Estas etapas te proporcionan información privilegiada sobre el proceso del equipo y dotan a las agencias de herramientas para abordar los altibajos que conlleva el desarrollo del equipo. Una comprensión profunda de estas etapas puede impulsar realmente la productividad y el éxito de una agencia.
Resumen de las cinco etapas del desarrollo de un grupo
Las cinco etapas del desarrollo grupal, también conocidas como las etapas de Tuckman, describen cómo crece un equipo desde el principio hasta el final. La alineación incluye la etapa de formación, en la que se establecen los roles; la etapa de conflicto, en la que pueden producirse algunos enfrentamientos; y la etapa de normalización, en la que todos comienzan a sincronizarse. La fase de ejecución es cuando todo funciona como un reloj, y la fase de clausura es el gran final, cuando el equipo ha terminado y puede que se separe. Estas etapas son fundamentales para gestionar el avance y el rendimiento del equipo.
Breve descripción de cada etapa

El manual de Tuckman para la formación de equipos comienza con la etapa de formación. Es entonces cuando el equipo se reúne por primera vez y se pone al corriente de sus objetivos comunes. Lo importante aquí es definir claramente las funciones y establecer un proceso claro para el equipo.
La fase de confrontación es donde se desarrolla el drama, con los miembros del equipo enfrentándose y discutiendo acaloradamente. Es un momento decisivo para la dinámica del equipo, en el que se resuelven los problemas y se crean vínculos.
Luego llegamos a la etapa de normalización, en la que el equipo comienza a compenetrarse, ciñéndose al plan de juego y a las reglas que han acordado. La fase de ejecución va viento en popa, con el equipo trabajando como un reloj. Y cuando se cumple la misión, la etapa de despedida es cuando se dan un choque de manos y se separan para seguir caminos diferentes.
Primera etapa: formación
El proceso de desarrollo del equipo comienza con la etapa de formación, en la que todos definen sus funciones y cómo va a trabajar el grupo en conjunto. Es muy importante porque sienta las bases para el ambiente que habrá en el equipo y el camino que tomarán.
A continuación, pasamos a la fase de asalto. Aquí es donde las cosas se ponen serias, con el equipo enfrentándose por sus diferentes puntos de vista y tratando de averiguar las reglas del juego. Comprender las etapas de Tuckman (formación, conflicto, normalización y rendimiento) es clave para superar este bache. ¿El final del juego? Llegar a la fase de ejecución, en la que el equipo está en plena forma y trabaja en conjunto como una máquina bien engrasada.
Características de la etapa de formación
En la etapa de formación, lo importante es ser educado y averiguar quién hace qué. Los miembros del equipo se dedican por completo a profundizar en la misión del equipo y en lo que pretenden conseguir.
Están tratando de mantener la calma, hacer amigos y animar al equipo. Esta es la calma antes de la tormenta de la etapa «Storming», en la que comienzan a surgir desacuerdos y tensiones.
El papel del liderazgo en la etapa de formación
El liderazgo tiene una gran tarea en la etapa de formación: es cuando se establece el escenario, se define quién hace qué y cómo el equipo va a alcanzar sus objetivos. Los buenos líderes se dedican a explicar el plan de juego, mostrando a todos los movimientos y estrategias para trabajar juntos.
Las acciones del líder ahora marcarán la pauta para las siguientes etapas: conflicto, normalización, rendimiento e incluso disolución. Si no están a la altura, podría suponer un problema más adelante y entorpecer el progreso del equipo.
Retos y soluciones en la fase de formación
La etapa de formación puede ser un poco complicada, con retos como no saber quién hace qué, acostumbrarse al ambiente del equipo y algunas dudas importantes sobre cómo van a ir las cosas. Los equipos pueden tener dificultades para definir sus objetivos y, a menudo, existe el temor de pisar los pies a alguien o de que les den la espalda.
Pero un buen liderazgo puede allanar el camino. Los líderes deben tomar las riendas, asegurándose de que todos participen y se involucren. Esto prepara el terreno para la fase de conflicto, en la que las cosas pueden calentarse un poco más, y allana el camino para una transición más fluida hacia las fases de normalización y rendimiento.
Además, es una buena idea que los miembros del equipo conozcan las etapas de Tuckman: formación, conflicto, normalización, rendimiento y disolución. Saber lo que se avecina puede ayudar a todos a superar las etapas sin demasiados dramas.
Segunda etapa: conflicto
Tras la fase de formación, nos sumergimos en la fase de conflicto. Aquí es donde el equipo muestra su verdadera cara, con algunos conflictos y rivalidades a medida que las funciones de cada uno y el ritmo del equipo empiezan a tomar forma. Es un momento crítico que realmente pone a prueba si el equipo puede unirse y hacer que las cosas sucedan.
A pesar de los obstáculos en el camino, la etapa de asalto es una oportunidad para crecer y ponerse de acuerdo. Es la preparación para las etapas de normalización y rendimiento, en las que el trabajo en equipo realmente comienza a funcionar.
Características de la fase de conflicto
La fase de confrontación es la segunda fase de las etapas de Tuckman, y es donde se quitan los guantes. Los conflictos y la competencia ocupan un lugar destacado mientras el equipo decide quién es responsable de qué. Es un camino lleno de baches, y la armonía del equipo puede verse un poco afectada.
Pero esta etapa se centra en crear un equipo más fuerte. Esos momentos difíciles ayudan a todos a entenderse mejor, preparándolos para los siguientes niveles —Normización y Rendimiento— donde empiezan a compenetrarse de verdad.
El papel de la resolución de conflictos en la fase de conflicto
En plena fase de tormenta, pueden saltar chispas a medida que se definen los roles y la estrategia del equipo va tomando forma. Resolver estos conflictos es muy importante, ya que ayuda a aliviar la tensión y mantiene el espíritu del equipo fuerte.
Esto es lo que puede pasar:
- Discusiones sobre quién está a cargo de qué.
- Discusiones sobre cómo debe trabajar en equipo.
- Diferentes opiniones sobre los objetivos del equipo. Resolver los conflictos es fundamental para pasar de la fase de conflicto a la fase de normalización, en la que todos comienzan a remar en la misma dirección.
Retos y soluciones en la fase de conflicto
La fase de tormenta puede ser un verdadero dolor de cabeza, con todo tipo de problemas que surgen, como la falta de sincronización del equipo, conflictos sobre quién hace qué y todo tipo de opiniones sobre cómo avanzar. Es fácil que la situación se tense cuando todos intentan averiguar cuál es su lugar y cómo trabajar juntos.
¿La solución? Mantén abiertas las líneas de comunicación, genera confianza y respeto, y asegúrate de que todos estén en sintonía con los objetivos. Se trata de no darle importancia a los desacuerdos, aprovechar las fortalezas de cada uno y fomentar el espíritu de equipo. Esa es la preparación para las etapas de normalización y ejecución, en las que el equipo comienza a alcanzar su ritmo.
Etapa tres: normalización
La etapa de normalización surge tras la etapa de conflicto en las etapas de desarrollo de equipos de Tuckman. Esta fase, esencial para el proceso del equipo, propicia la consolidación, ya que los participantes comienzan a resolver sus diferencias, a apreciar las fortalezas de sus compañeros y a respetar las funciones de cada uno dentro del equipo.
Durante esta etapa, la dinámica del equipo cambia. Las personas comienzan a sentirse parte del proceso grupal. El ambiente se vuelve cooperativo y productivo. Este periodo de normalización sienta las bases para la siguiente etapa, la etapa de ejecución.
Características de la etapa de normalización
En la etapa de normalización de las etapas de Tuckman, el proceso de desarrollo del equipo ha superado el conflicto y la competencia de la etapa de tormenta. Esta fase se caracteriza por un avance en la dinámica del equipo, ya que los miembros respetan cada vez más las perspectivas de los demás y trabajan en armonía.
La etapa de normalización se caracteriza por el proceso grupal de establecer roles, expectativas y reglas claras para el equipo. Los objetivos compartidos mejoran la cooperación, fortalecen las relaciones y crean un entorno productivo. Además, los miembros comienzan a apreciar las fortalezas de cada uno, lo que hace que el equipo sea más cohesionado y maduro para la etapa de actuación.
El papel de la cohesión del equipo en la fase de normalización
En la etapa de normalización de las etapas de desarrollo de equipos de Tuckman, la cohesión del equipo desempeña un papel crucial en la definición de la dinámica y el proceso del equipo. Esta fase sigue a la etapa de formación y a la etapa de conflicto, en la que suelen surgir conflictos en torno a las funciones del equipo a medida que entran en juego las personalidades y diferencias individuales.
Cuando un equipo alcanza la etapa de normalización, los miembros comienzan a resolver sus diferencias, apreciar las fortalezas de sus colegas y respetar tu autoridad como líder. El proceso grupal se vuelve más natural y las personas se sienten más cómodas trabajando en equipo. La normalización supone que el equipo entra en una fase en la que comienza a trabajar eficazmente en conjunto y a obtener resultados reales.
Retos y soluciones en la fase de normalización
En la etapa de normalización de las etapas de desarrollo de equipos de Tuckman, pueden surgir diversos retos. Entre ellos se incluyen la posibilidad de caer en la complacencia, la falta de creatividad debido al conformismo y la posibilidad de que resurjan cuestiones sin resolver de la fase de conflicto. La dinámica del equipo también puede verse afectada negativamente, ya que algunas funciones del equipo pueden quedar infrautilizadas.
Para hacer frente a estos retos es necesario mantener una comunicación abierta y constructiva. Además, fomentar la creatividad y la diversidad de pensamiento ayuda a prevenir la monotonía y promueve la innovación. Además, las revisiones periódicas del proceso y la asignación de funciones del equipo garantizan que las habilidades y fortalezas de todos se aprovechen de manera óptima.
Etapa cuatro: actuación
La etapa de actuación es la cuarta etapa en las etapas de desarrollo de equipos de Tuckman. Esta fase se caracteriza por altos niveles de cooperación, coordinación y productividad. En esta etapa, el equipo ha superado con éxito las fases de formación, conflicto y normalización, y ha establecido una dinámica de equipo eficaz y definido las funciones de cada miembro.
Durante la etapa de ejecución, el proceso del equipo y el proceso del grupo funcionan en armonía, lo que permite completar las tareas con mayor concentración. Los miembros del equipo ahora comprenden sus funciones y responsabilidades, lo que fomenta un enfoque de trabajo fluido dentro del equipo.
Características del escenario
La etapa de actuación es un momento crítico en las etapas de desarrollo de equipos de Tuckman. En esta etapa, el proceso grupal ha evolucionado hasta el punto en que las funciones del equipo están bien establecidas, lo que conduce a una dinámica de equipo altamente productiva. Este es el punto álgido del rendimiento del equipo, con una moral alta, colaboración y eficiencia.
Durante la fase de ejecución, el proceso del equipo está bien engrasado y los miembros del equipo se centran más en alcanzar los objetivos que en las relaciones interpersonales. El adjetivo que suele asociarse a esta etapa es «interdependiente». Los retos o conflictos en esta etapa se gestionan de manera eficiente, lo que la convierte en una etapa ideal en el continuo de formación-conflicto-normalización-rendimiento-disolución.
El papel de la autonomía en la etapa de interpretación
En la fase de ejecución del desarrollo del equipo, la autonomía desempeña un papel crucial a la hora de fomentar un entorno propicio para la eficacia del equipo.
Aquí hay algunas razones:
- Fomenta que las funciones del equipo sean más flexibles, lo que permite a los miembros aprovechar realmente sus habilidades y puntos fuertes, mejorando así la dinámica del equipo.
- La autonomía en esta etapa fomenta la responsabilidad, lo que optimiza el proceso del equipo y da como resultado un aumento de la productividad y la moral.
- Derivado de las etapas de Tuckman, tener autonomía ayuda a evitar la recurrencia de fases anteriores como la formación, la confrontación y la normalización, lo que garantiza que el equipo siga estando orientado a los objetivos.
Retos y soluciones en la etapa de ejecución
La fase de ejecución del desarrollo del equipo suele plantear retos únicos. Esto puede incluir mantener una productividad óptima, afrontar los cambios de forma inmediata y gestionar la dinámica del equipo debido al aumento de las competencias individuales.
El papel de cada miembro del equipo cobra una importancia fundamental durante esta etapa, ya que todos contribuyen al logro de los objetivos. Sin embargo, las soluciones eficaces en este caso incluyen la comunicación continua, la delegación y el refuerzo de las funciones del equipo.
Equilibrar la experiencia con las normas establecidas durante la etapa de normalización puede facilitar aún más este proceso grupal.
Tener en cuenta las etapas de Tuckman puede ayudar a comprender los posibles obstáculos, mejorando así el proceso del equipo en la etapa de rendimiento.
Fase cinco: aplazamiento
La etapa de clausura es como la gran final en la saga del desarrollo del equipo. Después de la etapa de actuación, es hora de atar cabos sueltos, reflexionar sobre el viaje y dar las gracias a todos por su arduo trabajo.
Es el último acto de las etapas de Tuckman, que concluye todo el espectáculo de la dinámica de equipo que se ha estado desarrollando. Las etapas anteriores —formación, conflicto y normalización— preparan el terreno para esta última fase. Aquí, se trata de celebrar las victorias y poner punto final a las cosas.
Características de la etapa de aplazamiento
Tras la fase de ejecución, llega la fase de clausura, en la que el proceso del equipo llega a su fin y todos comienzan a seguir caminos separados. Es el final del proceso grupal, con los miembros del equipo despidiéndose y el ambiente del equipo enfriándose. Es una mezcla de recordar la dinámica del equipo, brindar por los éxitos y rendir homenaje al esfuerzo de todos.
Los sentimientos pueden oscilar entre la euforia y la tristeza, dependiendo de cómo haya ido todo. Es un momento crucial para concluir las cosas y dar un paso adelante.
El papel del cierre en la fase de clausura
El cierre es la clave en la fase de clausura. Es el momento culminante de las etapas de Tuckman, en el que se revisan por última vez el proceso del equipo y las funciones de cada uno. El equipo se toma un momento para reflexionar sobre los altibajos desde la etapa de formación y todas las cosas interesantes que lograron durante las etapas de conflicto, normalización y rendimiento.
Es una oportunidad para que el equipo exprese sus opiniones sobre el viaje y lo que han aprendido. Además, ayuda a todos a prepararse para lo que sea que venga después en su lista de tareas pendientes.
Retos y soluciones en la fase de aplazamiento
La fase de receso puede ser complicada, ya que a menudo implica que las funciones del equipo y la dinámica que habían establecido comienzan a desvanecerse. Esto puede hacer que algunos se sientan un poco perdidos o menos motivados porque el proceso del equipo está llegando a su fin.
Pero puedes suavizar las cosas con un plan sólido para seguir adelante y organizando una pequeña fiesta para celebrar todo el trabajo duro. Mantener abiertas las líneas de comunicación y dar apoyo también puede ayudar a que la transición de la fase de formación a la fase de clausura sea un poco más fácil. De esa manera, las buenas vibraciones del escenario no desaparecen.
Aplicación práctica de las cinco etapas del desarrollo grupal en las agencias

Las etapas de Tuckman son muy importantes para el desarrollo de los equipos en las agencias. Los equipos suelen pasar por varias etapas: primero, la de formación, donde se definen los roles y se aprende a trabajar juntos; luego, la de conflicto y normalización, donde se resuelven los problemas y se empieza a congeniar, y por último, la de rendimiento, donde se trabaja en equipo y se crean vínculos más fuertes.
El escenario es cuando están a pleno rendimiento. Luego viene la etapa de clausura, que es la fiesta de despedida en la que se felicita al equipo por el proceso y se destacan sus logros. Este paso a paso es clave para gestionar bien el proceso grupal y alcanzar los objetivos del equipo.
Ejemplos reales de las etapas de desarrollo grupal en las agencias
Imagina un nuevo equipo de marketing en una agencia de comunicación: eso es lo que sucedería con las etapas de Tuckman. Comienzan en la etapa de formación, conociendo sus funciones y cómo encajan en el proceso del grupo. En la fase de tormenta, se quitan los guantes y surgen algunas disputas a medida que la dinámica del equipo se vuelve real.
La siguiente etapa es la de normalización, en la que se empiezan a resolver los problemas, se establecen algunas reglas básicas y se trabaja mejor en equipo. Luego alcanzaron su ritmo en la etapa de actuación, superando con creces sus objetivos. Una vez finalizado el proyecto, pasan a la fase de clausura, cerrando así el capítulo del desarrollo del equipo.
Herramientas y software para facilitar el desarrollo grupal (por ejemplo, Bonsai, Slack y Trello).
Herramientas como Bonsai, Slack y software como Trello son fundamentales para el desarrollo del equipo, ya que contribuyen a la dinámica del equipo a lo largo de todas las etapas de Tuckman.

- El software Bonsai es fundamental para facilitar el desarrollo grupal centrado en el progreso del proyecto. Ofrece un conjunto de herramientas que mejoran la colaboración en equipo y agilizan la gestión de tareas. Con Bonsai, los gestores de proyectos pueden realizar un seguimiento de los hitos, gestionar los recursos y supervisar el rendimiento del equipo en tiempo real.
- Slack mantiene a todos en sintonía durante las etapas de formación y normalización, asegurando que las ideas fluyan y que todos se sientan parte del equipo.
- Trello, por otro lado, es ideal para llevar un registro de quién está haciendo qué y cómo van las cosas durante las etapas de conflicto y ejecución. También es fundamental para asegurarse de que todos conozcan su trabajo y supervisar el proceso del equipo. Y cuando llega el momento de dar por terminado el día, ambas herramientas son excelentes para resumir el trabajo y repasar lo que ha logrado el equipo.
Conclusión: el ciclo continuo del desarrollo grupal
En resumen, el desarrollo de equipos es un ciclo interminable con varias etapas. Comienza con la fase de formación, en la que se aprueban las funciones del equipo, y luego pasa a la fase de conflicto, en la que pueden surgir algunas turbulencias.
La etapa normal es cuando empiezan a encontrar su ritmo, y la etapa de actuación es cuando todos están sincronizados, haciendo lo suyo. Finalmente, la etapa de aplazamiento pulsa el botón de reinicio. Todo este conjunto, conocido como las etapas de Tuckman, ofrece un plan de acción sólido para comprender, dirigir e impulsar el ciclo de crecimiento del equipo.



